CAPITULO I
Todas soñamos con ese
día, lo planeamos, lo deseamos…. ¿Cómo será? ¿Con quién será? ¿Cuándo será? “el
día de nuestra boda”. Desde que somos niñas, jugamos a la muñecas pensando en
un matrimonio; la televisión nos muestra que los finales felices terminan con
un matrimonio; los consejos de nuestros padres es el de encontrar un buen
esposo para tener un buen matrimonio. Por todos lados lo vemos y lo escuchamos,
MATRIMONIO, MATRIMONO, MATRIMONIO, y
crecemos con esa idea.
“Para
contarles un poco mi experiencia, el matrimonio de mis padres no fue un buen
ejemplo de felices para siempre, crecí viendo a un padre, que no dormía en la
casa, una madre que se desvelaba y lloraba por su ausencia; muchas discusiones,
peleas, desacuerdos, yo estaba pequeña pero con la edad suficiente para
entender que mis padres no podían estar juntos, entonces ¿qué tipo de
matrimonio era? ¿Porque se casaron? ¿Cuánto tiempo debemos estar con esa
persona para darnos cuenta si es el correcto o no? Muchas preguntas… pero sin
respuestas que solo el tiempo y las experiencias me fueron dando”
Nuestros noviazgos se
vuelven una prueba donde vemos si él es el indicado o no; si la relación fue
corta, pues algo se aprendió y lo que no sirve que no estorbe, pero cuando la
relación es larga nos montamos en la película ¿si será él? Entonces nuestro
comportamiento se convierte de novias a mujer de hogar, empezamos a atenderlo
más, le demostramos que cocinamos, nos mostramos siempre bellas incluso si nos
ven recién levantadas que nos vean aún más bellas, lo llevamos a todos los
eventos que realiza la familia y no podría faltar la invitación a un matrimonio
de alguna amiga, mostrarle lo bello que sería casarse y al final ganarnos el
ramo para que sienta la presión de todos que digan – serán los próximos.
“Tuve
alguna vez una relación que duro mucho tiempo, fue un noviazgo largo, donde
hubo muchos planes, muchos sueños, pero todo fracasó, él no era para mí y yo no
era para él, el problema fue que nos dimos cuenta 4 años después de relación;
¿tiempo perdido?¿se aprendió algo para la vida? ,SI, que éramos muy jóvenes
para pensar tan pronto en un matrimonio, que debíamos esperar más y conocernos
lo suficiente para enfrentar ese nuevo reto, porque que rico es disfrutar
primero de nuestra juventud antes de dar ese paso tan importante, que rico es
salir con amigas, ir a cine, fincas, playas, hacer planes de viajes, estudiar
otra carrera en fin… nos dimos cuenta de eso y cada uno siguió un camino
diferente”.
Nuestros noviazgos se
convierten en una prueba cada vez que hablamos de matrimonio, porque la mayoría
de los hombres en una visita matutina a nuestra casa lo último que quieren es
hablar de esos temas y nosotras que no perdemos la oportunidad de decirlo “el
dia que nos casemos amor...”
Tenemos que admitirlo chicas
pero casi siempre sola soñamos con ese día, ya que para el hombre la boda puede
ser más importante el después de la fiesta que antes o durante de esta;
inclusive pasan los meses, pasan los años y solo se nos presenta la oportunidad
de decir indirectas – ¿y cuando llegara
ese anillo? O que los amigos ayuden diciendo- ¿y cuándo es que se van a casar? Y que no suceda nada!! Que
tristeza… entonces esperamos el anillo el día del cumpleaños, el día del
aniversario, el día de la mujer, el dia del amor y la amistad, en navidad y
NADA, NADA, NADA; nos revuelven sentimientos de decepción, frustración,
tristeza, aunque vamos asimilando que a lo mejor no ocurra, muy en el fondo no
perdemos las esperanzas de que si suceda...
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