sábado, 18 de noviembre de 2017


ME CASE!! Y AHORA?

CAPITULO I


EL NOVIAZGO





Todas soñamos con ese día tan especial; Nuestra boda.

Lo planeamos, lo deseamos… Nos hacemos siempre las mismas preguntas, ¿Cómo será? ¿Con quién será? ¿Cuándo será?. Desde que somos niñas, jugamos con las muñecas pensando un matrimonio; la televisión muestra que los finales felices terminan con una hermosa boda.

 El consejo de nuestros padres desde que estamos pequeñas es el de encontrar un buen esposo. De esta forma vamos creciendo con esta idea: Por todos lados lo vemos y lo escuchamos, MATRIMONIO.

“Para contarles un poco acerca de mi propia experiencia, el matrimonio de mis padres no fue un buen ejemplo de aquella frase tan popular “felices para siempre”.  Crecí viendo a un padre, que no dormía en la casa, una madre que se desvelaba y lloraba por su ausencia; muchas discusiones, peleas, desacuerdos, yo estaba pequeña pero con la edad suficiente para entender que mis padres no podían estar juntos, entonces ¿qué tipo de matrimonio era éste? ¿Porque se casaron? ¿Cuánto tiempo debemos estar con esa persona para darnos cuenta si es el correcto o no? Muchas preguntas pero sin respuestas que solo el tiempo y la vida me fueron dando”.

Nuestros noviazgos se vuelven una prueba donde vemos si él es el indicado o no; si la relación fue corta, pues algo se aprendió y “lo que no sirve que no estorbe”, pero cuando la relación es larga nos preguntamos ¿si será el indicado?

Entonces nuestro comportamiento se convierte de novias a mujer de hogar, empezamos a atenderlo más, le demostramos que cocinamos, nos mostramos siempre bellas e incluso si nos ven recién levantadas que nos vean aún más bellas, lo llevamos a todos los eventos que realiza la familia y no podría faltar la invitación a un matrimonio de alguna amiga, mostrarle lo bello que sería casarse y al final ganarnos el ramo para que sienta la presión de todos que digan – ¡serán los próximos!

“Tuve alguna vez una relación que duro mucho tiempo, fue un noviazgo largo, donde hubo muchos planes, muchos sueños, pero todo fracasó, él no era para mí y yo no era para él. El problema fue que nos dimos cuenta muchos años después de haber tenido una relación; ¿tiempo perdido? ¿Se aprendió algo para la vida? La respuesta es ¡SI!
Éramos muy jóvenes para pensar en un matrimonio, debíamos esperar más y conocernos lo suficiente para enfrentar ese nuevo reto, porque no hay nada mejor que   disfrutar primero la juventud antes de dar ese paso tan importante, que bueno es para nosotros salir con amigos, ir a cine, a la playa, hacer planes de viajes, estudiar, en fin… nos dimos cuenta de todas estas cosas. Finalmente el noviazgo terminó y cada uno tomó un camino diferente”.

Nuestros noviazgos se convierten en una prueba cada vez que le hablamos a nuestra pareja de matrimonio.  La mayoría de los hombres en una visita matutina a nuestra casa, lo último que quieren es hablar de esos temas. Por otra parte nosotras las mujeres al mirar la escena de la telenovela del momento, en la que una pareja se está casando, no perdemos la oportunidad de decir “asimismo será el día que nos casemos amor...”

Tenemos que admitirlo pero es así, casi siempre somos nosotras las que soñamos con ese día, ya que para algunos hombres la boda   puede ser más importante solo durante la fiesta.   Incluso, pasan los meses, los años y algunas mujeres suelen pasar esperando el momento para lanzarle indirectas a su novio como: – ¿y cuándo llegará ese anillo? O que los amigos ayuden diciendo- ¿y cuándo es que se van a casar? Y lo peor de todo esto es que no suceda nada.

¡Que tristeza! entonces esperamos el anillo de compromiso en fechas especiales como el día de nuestro cumpleaños, el día del aniversario, el día de la mujer, el día del amor y amistad, en navidad y así termina el año y no sucede NADA. Nos envuelven sentimientos de decepción, frustración, tristeza, aunque poco a poco vamos asimilando que a lo mejor no ocurra, muy en el fondo no perdemos las esperanzas de que si suceda.

“Entonces cuando apareció él en mi vida, aun no sabía si sería o no pero si lo sentía, y más porque tenía la edad y la madurez suficiente para tomar esa decisión, aunque duré un buen tiempo para conocerlo,  saber quién era su familia, sus gusto y fue ahí cuando me di cuenta que si era el hombre de mi vida.
Fue un noviazgo muy lindo, nos divertíamos muchísimo como pareja y como amigos, compartíamos los mismos intereses, le encantaba mi sazón al cocinar, hablábamos todo el día y cuando no estábamos juntos nos extrañábamos tanto que terminábamos toda la noche hablando por teléfono, definitivamente estábamos muy enamorados.
Lo particular de esta historia de mi vida es que anteriormente de conocernos lo tuve todo el tiempo frente a mí y nunca lo vi.
Él y yo estudiábamos la misma carrera universitaria cuando nos tropezamos por primera vez, quede impactada por su rostro cuadrado, sus ojos grandes que tenían un brillo especial sus brazos tan fuertes, pero sobre todo su voz cuando cantaba, nunca había escuchado a alguien sobresalir de esa manera entre tanta gente.
Quede “flechada”, aunque el encanto me duró poco porque al poco tiempo me di cuenta que era solamente una cara bonita, era antipático y creído, de una vez sin pensarlo lo saque de mi mente.
Luego él se enamoró de mí y no dejaba pasar un solo día que no me elogiara, pero yo desencantada no le prestaba atención, fue un tiempo de groserías y desaires por el lado de los dos, que no soportábamos vernos; hasta que llego ese día… algunas veces hemos escuchado el refrán tan popular “del odio al amor solo hay paso”. Pues si eso verdad, al menos en nuestro caso así fue después de darle tantas vueltas al asunto nos dimos el primer beso de amor”.

Los noviazgos pueden ser intensos o pasivos, depende mucho de la mujer; si es activa, explosiva o con iniciativa, podemos tener una relación muy sobresaliente ya que estamos en constantes cambios y la rutina varia. Aunque con frecuencia también hay muchos altibajos en la relación debido a las imprudencias que podríamos cometer al momento de hablar y de  actuar.

En cambio sí somos pasivas, tranquilas, las cosas las tomamos con más calma, aunque también podría haber inconvenientes porque entraríamos en una rutina que acaba con la emoción de una relación.

No hay afán de querer comprometernos si no nos sentimos preparadas aún, el noviazgo es una antesala al matrimonio, claro está, evitando algunas cosas, así como somos con nuestras parejas en el presente de la misma forma seremos en el futuro cuando ya estamos casadas. Es por eso que debemos hacernos un autoanálisis cada vez que pensamos en la idea del matrimonio para poder darnos cuenta si estamos preparadas o no para hacerlo.

Si sabemos manejar los problemas que se nos presentan en el noviazgo y no le damos la importancia como para dejar a nuestra pareja, entonces quiere decir que estamos madurando y que estamos preparadas para cualquier situación adversa. Una pareja que termina y vuelve a cada rato, demuestra inestabilidad y que no se encuentran listos para el matrimonio.

“Siempre he pensado que el hombre se demora en entregar el anillo no porque no está enamorado sino porque necesita estar seguro de que la mujer con la que está es con la que quiere pasar el resto de su vida y por ende debe esperar un tiempo necesario hasta que pueda dar ese paso tan importante, además de eso debe estar seguro que nuestra respuesta sea un ¡SI!”.

La mayoría de los hombres no saben disimular y cuando “algo se traen entre manos”  y quieren pedirnos matrimonio se vuelven muy evidentes y nosotras lo empezamos a sospechar.
Por ejemplo, los anillos tienden a ser muy costosos y el dinero se convierte en su prioridad, si vemos que nuestro novio comienza a volverse un poco tacaño, podría estar ahorrando para algo más permanente.
También si vemos una relación extraña entre él y nuestras amigas, lo más probable es que nuestro novio no tenga idea de cómo elegir un anillo o cómo y cuándo hacer la pregunta ¿Aceptas casarte conmigo?, entonces las chicas vendrán a su rescate para ayudarlo; también cuando nuestra pareja quiere hablar del futuro en las conversaciones normales.

Todo esto son señales de que algo muy maravilloso podría pasar en cualquier momento, solo es saber esperar con calma y paciencia que si él es el hombre que Dios puso en nuestro camino no se va a ir, sino que estará en nuestras vidas para siempre.




EDICIÓN
Angélica Urzola Mosquera

AUTORA Y ESCRITORA
 Angélica Fuentes Ruiz


Prohibida la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio
sin el permiso escrito del autor 

La Obra se encuentra registrada en la Dirección Nacional de Derechos de Autor
Rad 1-2017-99793

No hay comentarios:

Publicar un comentario