ME CASE!! Y AHORA?
CAPITULO I
CAPITULO I
EL NOVIAZGO
Todas soñamos con ese día
tan especial; Nuestra boda.
Lo planeamos, lo
deseamos… Nos hacemos siempre las mismas preguntas, ¿Cómo será? ¿Con quién
será? ¿Cuándo será?. Desde que somos niñas, jugamos con las muñecas pensando un
matrimonio; la televisión muestra que los finales felices terminan con una hermosa
boda.
El consejo de nuestros padres desde que
estamos pequeñas es el de encontrar un buen esposo. De esta forma vamos
creciendo con esta idea: Por todos lados lo vemos y lo escuchamos, MATRIMONIO.
“Para
contarles un poco acerca de mi propia experiencia, el matrimonio de mis padres
no fue un buen ejemplo de aquella frase tan popular “felices para siempre”. Crecí viendo a un padre, que no dormía en la
casa, una madre que se desvelaba y lloraba por su ausencia; muchas discusiones,
peleas, desacuerdos, yo estaba pequeña pero con la edad suficiente para
entender que mis padres no podían estar juntos, entonces ¿qué tipo de
matrimonio era éste? ¿Porque se casaron? ¿Cuánto tiempo debemos estar con esa
persona para darnos cuenta si es el correcto o no? Muchas preguntas pero sin
respuestas que solo el tiempo y la vida me fueron dando”.
Nuestros noviazgos se vuelven
una prueba donde vemos si él es el indicado o no; si la relación fue corta,
pues algo se aprendió y “lo que no sirve que no estorbe”, pero cuando la
relación es larga nos preguntamos ¿si será el indicado?
Entonces nuestro comportamiento se convierte
de novias a mujer de hogar, empezamos a atenderlo más, le demostramos que
cocinamos, nos mostramos siempre bellas e incluso si nos ven recién levantadas
que nos vean aún más bellas, lo llevamos a todos los eventos que realiza la
familia y no podría faltar la invitación a un matrimonio de alguna amiga,
mostrarle lo bello que sería casarse y al final ganarnos el ramo para que
sienta la presión de todos que digan – ¡serán
los próximos!
“Tuve
alguna vez una relación que duro mucho tiempo, fue un noviazgo largo, donde
hubo muchos planes, muchos sueños, pero todo fracasó, él no era para mí y yo no
era para él. El problema fue que nos dimos cuenta muchos años después de haber
tenido una relación; ¿tiempo perdido? ¿Se aprendió algo para la vida? La
respuesta es ¡SI!
Éramos muy jóvenes para pensar en un
matrimonio, debíamos esperar más y conocernos lo suficiente para enfrentar ese
nuevo reto, porque no hay nada mejor que
disfrutar primero
la juventud antes de dar ese paso tan importante, que bueno es para nosotros
salir con amigos, ir a cine, a la playa, hacer planes de viajes, estudiar, en
fin… nos dimos cuenta de todas estas cosas. Finalmente el noviazgo terminó y
cada uno tomó un camino diferente”.
Nuestros noviazgos se
convierten en una prueba cada vez que le hablamos a nuestra pareja de
matrimonio. La mayoría de los hombres en
una visita matutina a nuestra casa, lo último que quieren es hablar de esos
temas. Por otra parte nosotras las mujeres al mirar la escena de la telenovela
del momento, en la que una pareja se está casando, no perdemos la oportunidad
de decir “asimismo será el día que nos
casemos amor...”
Tenemos que admitirlo pero es
así, casi siempre somos nosotras las que soñamos con ese día, ya que para
algunos hombres la boda puede ser más importante
solo durante la fiesta. Incluso, pasan los meses, los años y algunas
mujeres suelen pasar esperando el momento para lanzarle indirectas a su novio
como: – ¿y cuándo llegará ese anillo?
O que los amigos ayuden diciendo- ¿y
cuándo es que se van a casar? Y lo peor de todo esto es que no suceda nada.
¡Que tristeza! entonces
esperamos el anillo de compromiso en fechas especiales como el día de nuestro cumpleaños,
el día del aniversario, el día de la mujer, el día del amor y amistad, en
navidad y así termina el año y no sucede NADA. Nos envuelven sentimientos de
decepción, frustración, tristeza, aunque poco a poco vamos asimilando que a lo
mejor no ocurra, muy en el fondo no perdemos las esperanzas de que si suceda.
“Entonces
cuando apareció él en mi vida, aun no sabía si sería o no pero si lo sentía, y más
porque tenía la edad y la madurez suficiente para tomar esa decisión, aunque
duré un buen tiempo para conocerlo,
saber quién era su familia, sus gusto y fue ahí cuando me di cuenta que
si era el hombre de mi vida.
Fue
un noviazgo muy lindo, nos divertíamos muchísimo como pareja y como amigos,
compartíamos los mismos intereses, le encantaba mi sazón al cocinar, hablábamos
todo el día y cuando no estábamos juntos nos extrañábamos tanto que
terminábamos toda la noche hablando por teléfono, definitivamente estábamos muy
enamorados.
Lo
particular de esta historia de mi vida es que anteriormente de conocernos lo
tuve todo el tiempo frente a mí y nunca lo vi.
Él
y yo estudiábamos la misma carrera universitaria cuando nos tropezamos por
primera vez, quede impactada por su rostro cuadrado, sus ojos grandes que tenían
un brillo especial sus brazos tan fuertes, pero sobre todo su voz cuando
cantaba, nunca había escuchado a alguien sobresalir de esa manera entre tanta
gente.
Quede
“flechada”, aunque el encanto me duró poco porque al poco tiempo me di cuenta
que era solamente una cara bonita, era antipático y creído, de una vez sin
pensarlo lo saque de mi mente.
Luego
él se enamoró de mí y no dejaba pasar un solo día que no me elogiara, pero yo
desencantada no le prestaba atención, fue un tiempo de groserías y desaires por
el lado de los dos, que no soportábamos vernos; hasta que llego ese día… algunas
veces hemos escuchado el refrán tan popular “del odio al amor solo hay paso”.
Pues si eso verdad, al menos en nuestro caso así fue después de darle tantas
vueltas al asunto nos dimos el primer beso de amor”.
Los noviazgos pueden ser
intensos o pasivos, depende mucho de la mujer; si es activa, explosiva o con
iniciativa, podemos tener una relación muy sobresaliente ya que estamos en
constantes cambios y la rutina varia. Aunque con frecuencia también hay muchos
altibajos en la relación debido a las imprudencias que podríamos cometer al
momento de hablar y de actuar.
En cambio sí somos pasivas,
tranquilas, las cosas las tomamos con más calma, aunque también podría haber
inconvenientes porque entraríamos en una rutina que acaba con la emoción de una
relación.
No hay afán de querer comprometernos
si no nos sentimos preparadas aún, el noviazgo es una antesala al matrimonio,
claro está, evitando algunas cosas, así como somos con nuestras parejas en el
presente de la misma forma seremos en el futuro cuando ya estamos casadas. Es
por eso que debemos hacernos un autoanálisis cada vez que pensamos en la idea
del matrimonio para poder darnos cuenta si estamos preparadas o no para
hacerlo.
Si sabemos manejar los problemas que se nos
presentan en el noviazgo y no le damos la importancia como para dejar a nuestra
pareja, entonces quiere decir que estamos madurando y que estamos preparadas
para cualquier situación adversa. Una pareja que termina y vuelve a cada rato, demuestra
inestabilidad y que no se encuentran listos para el matrimonio.
“Siempre
he pensado que el hombre se demora en entregar el anillo no porque no está
enamorado sino porque necesita estar seguro de que la mujer con la que está es con
la que quiere pasar el resto de su vida y por ende debe esperar un tiempo
necesario hasta que pueda dar ese paso tan importante, además de eso debe estar
seguro que nuestra respuesta sea un ¡SI!”.
La mayoría de los hombres no
saben disimular y cuando “algo se traen entre manos” y quieren pedirnos matrimonio se vuelven muy
evidentes y nosotras lo empezamos a sospechar.
Por ejemplo, los anillos
tienden a ser muy costosos y el dinero se convierte en su prioridad, si vemos
que nuestro novio comienza a volverse un poco tacaño, podría estar ahorrando
para algo más permanente.
También si vemos una relación extraña entre él y nuestras amigas, lo más probable es que nuestro novio no tenga idea de cómo elegir un anillo o
cómo y cuándo hacer la pregunta ¿Aceptas casarte conmigo?, entonces las chicas
vendrán a su rescate para ayudarlo; también cuando nuestra pareja
quiere hablar del futuro en las conversaciones normales.
Todo esto son señales de que
algo muy maravilloso podría pasar en cualquier momento, solo es saber esperar
con calma y paciencia que si él es el hombre que Dios puso en nuestro camino no
se va a ir, sino que estará en nuestras vidas para siempre.
EDICIÓN
Angélica Urzola Mosquera
AUTORA Y ESCRITORA
Angélica Fuentes Ruiz
Prohibida la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio
sin el permiso escrito del autor
La Obra se encuentra registrada en la Dirección Nacional de Derechos de Autor
Rad 1-2017-99793
No hay comentarios:
Publicar un comentario